RAPEROS.
· Por encima de todo son cronistas sociales por naturaleza. Provienen de todas
partes, de todos los barrios. Los puedes encontrar desde estudiantes
universitarios, licenciados, torneros, cuentapropistas, gastronómicos hasta
luchadores. Su principal contradicción es considerarse artistas profesionales y
no tener que alternar su quehacer artístico con algún trabajo. Esto, según
ellos, los haría sentirse aficionados y no es lo que quieren. No desechan el
término "aficionados" pero alegan que al igual que un cantante lírico, un
artista plástico, un poeta o un crítico de arte, o un músico necesitan tiempo
para dedicarlo a hacer su música, elaborar sus textos, hacer promoción en la
radio o la TV y nutrirse culturalmente. Muchos otros están sentados en el contén
del barrio, dándole caza a lo que sucede cada día para alimentar sus textos.
Representan también ese mundo marginal, pero no marginado, relatan en su mayoría
esas historias bien cubanas que se suceden cada día en los barrios habaneros
como Atarés, San Leopoldo, La Víctoria o Cayo Hueso donde radican los
porcentajes más grandes de la población capitalina. Historias también abordadas
por un "tosco" José Luis Cortés, otro cronista de nuestros tiempos. Historias
que gozan de un gran respaldo popular y que una minoría que se consideran
"críticos" tratan de aplastar diariamente
partes, de todos los barrios. Los puedes encontrar desde estudiantes
universitarios, licenciados, torneros, cuentapropistas, gastronómicos hasta
luchadores. Su principal contradicción es considerarse artistas profesionales y
no tener que alternar su quehacer artístico con algún trabajo. Esto, según
ellos, los haría sentirse aficionados y no es lo que quieren. No desechan el
término "aficionados" pero alegan que al igual que un cantante lírico, un
artista plástico, un poeta o un crítico de arte, o un músico necesitan tiempo
para dedicarlo a hacer su música, elaborar sus textos, hacer promoción en la
radio o la TV y nutrirse culturalmente. Muchos otros están sentados en el contén
del barrio, dándole caza a lo que sucede cada día para alimentar sus textos.
Representan también ese mundo marginal, pero no marginado, relatan en su mayoría
esas historias bien cubanas que se suceden cada día en los barrios habaneros
como Atarés, San Leopoldo, La Víctoria o Cayo Hueso donde radican los
porcentajes más grandes de la población capitalina. Historias también abordadas
por un "tosco" José Luis Cortés, otro cronista de nuestros tiempos. Historias
que gozan de un gran respaldo popular y que una minoría que se consideran
"críticos" tratan de aplastar diariamente